Interview with Mario Lubetkin, Minister for Foreign Affairs, Uruguay

Interview with Mario Lubetkin, Minister for Foreign Affairs, Uruguay

 

¿Cuáles son las principales prioridades de la política exterior de Uruguay, tanto regional como global?

El objetivo central que tenemos tiene que ver con el país. No se puede reflexionar sobre el Uruguay hacia afuera si no se mira el Uruguay hacia adentro. Eso significa: ¿qué es lo que queremos? Queremos un país que mantenga esa estabilidad a nivel de confiabilidad y de prestigio en el mundo, y eso determina la necesidad de un crecimiento económico, de un crecimiento laboral, de un crecimiento de relaciones. Y, de no lograr eso, no se logra mantener la estabilidad, porque naturalmente el desarrollo económico y la estabilidad democrática van de la mano.

Ese es el concepto por el cual el gobierno asumió el 1º de marzo de este año, hace apenas seis meses. Queremos pensar en la integración subregional de nuevo tipo, lo que significa trabajar de forma nueva con los países vecinos en el Mercosur, Brasil, Argentina, Paraguay y países asociados.Para eso, nuestro objetivo era salir de un debate en el cual nosotros no estábamos convencidos sobre si el Mercosur era un mecanismo de ayuda o un mecanismo de bloqueo hacia la capacidad de capturar inversiones y acuerdos.

Algo en lo que ayudamos en este período es en demostrar que no bloqueaba en nada la integración. Y este hecho de que apenas entre ahora y diciembre posiblemente se firmen dos acuerdos que equivalgan a un acuerdo con 31 países de Europa, con un nivel de poder adquisitivo de producto bruto interno enorme. Es un acuerdo absolutamente de nuevo tipo, porque el Mercosur nunca firmó un acuerdo con nadie; lo firmó con países, pero con grupos de países jamás. Y no estamos hablando de cualquier grupo de países, estamos hablando de un grupo fundamental para el propio desarrollo, no sólo del Mercosur sino también pensando en los europeos.

Por lo tanto, esto abre un escenario de nuevo tipo, una expectativa extraordinaria de un crecimiento y de una comunidad de casi 800 millones de personas si ponemos juntos al Mercosur y la Unión Europea. Y plantea un escenario en perspectiva, no de unos meses o de una semana, sino de años, porque esta es la construcción de lo nuevo. Hasta diría que es un repensamiento del país, porque cuando hay tales desafíos, determina que no se puede llevar el día a día del país de la forma en que lo llevábamos cuando teníamos la frontera limitada a una realidad de cuatro países.

Nosotros tenemos una América Latina y caribeña sin tensiones. Es la única región en paz, sin guerras, sin escenarios nucleares de ningún tipo. Y eso es clave mantenerlo y desarrollarlo, porque es la forma en la que se puede sostener un escenario de estabilidad que nos va a ayudar al desarrollo económico. No podemos pensar en el Mercosur sin pensar en los 33 países de América del Sur y Latina. Y esto exige, primero, una integración mínima que hoy no está planteada. Así empiezan a aparecer los organismos, que son muy frágiles en este momento, y que determinaron que nosotros asumiéramos, a partir de inicios del mes de agosto, la presidencia de una cosa que se llama el “Consenso de Brasil”. Es una forma de articulación muy limitada, pero articulación al fin, y no hay otro momento de diálogo y concreción de ideas de países de América del Sur. Estoy hablando de cosas concretas, como los incendios de los bosques que destruyen las forestas de la región por el cambio climático, o el roaming de teléfono para la región. Estos son elementos sustanciales para un crecimiento adicional.

Nosotros somos líderes en sustentabilidad, y por eso nos pidieron que asumiéramos la presidencia. Pero, inmediatamente después, vamos a asumir la presidencia de la CELAC, que es la única instancia donde están todos los países de América Latina y el Caribe, y en la cual hoy no se cumple, para nada, un rol básico: el de generar el mejor diálogo. Antes lo hacía otro organismo, que se llamaba la Organización de los Estados Americanos. Hoy está muy fracturada y debilitada. Estamos en el ámbito regional, junto al empuje económico, en un escenario de integración y diálogo nuevo. Ahora, eso no es suficiente porque el mundo está cambiando, y no precisamente desde América Latina. Está cambiando con grandes actores. Hay uno que para nosotros pesa mucho, que es Asia. Dentro de Asia, un gran actor —o el principal— tiene un nivel de relación intenso con toda América Latina: China. Es el principal país al cual nosotros enviamos nuestras exportaciones hace 13 años.

Pero sin duda Asia ha cambiado, y por lo tanto, para nosotros hacer una nueva relación con India, con Vietnam, con el sudeste asiático, es absolutamente importante. Y esto lo hemos hecho en seis meses: el presidente de la República se ha reunido con el primer ministro de Vietnam, de India, ha ido a Kuala Lumpur a firmar un acuerdo entre Asia y Uruguay. Hemos actuado muy rápido. Hemos empezado a enviar misiones para concretar lo que se firmó anteriormente hacia Indonesia, Singapur, etc.

Y hay otro gran actor que está en el Golfo. Por eso nosotros queremos emitir esa necesidad del Golfo muy precisa: el acuerdo que vamos a firmar a fin de octubre es la señal que le damos a Arabia Saudita. Pero también vamos a hablar con Qatar de protección de inversiones. Porque, sin duda, un gran actor como Arabia Saudita, como Qatar, está jugando relación a este país, que es un país con un perfil muy importante en la seguridad, que es un tema de alta sensibilidad para el Golfo, y en el cual podemos y debemos jugar un rol importante.

Entonces: América del Sur y la región, los grandes actores de Asia y la región, y alianzas estratégicas con países como Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, nosotros vamos a un diálogo como la OCDE. Y todo este menú de variantes es parte de lo que estamos trabajando.

 

Recientemente se firmaron acuerdos bilaterales con los Estados Unidos. ¿Qué oportunidades concretas abren estos acuerdos para la inversión y el comercio?

A nivel comercial con los Estados Unidos, tenemos un comercio bilateral que, en el último quinquenio, promedió 1.870 millones de dólares. En 2024 será el cuarto destino de exportaciones nacionales, con un 9%, y el quinto a nivel de importaciones. Naturalmente, para nosotros es fundamental y debe seguir siendo fundamental, sobre todo en una de las nuevas áreas de impulso.

Somos un país principalmente agrícola por sus tierras, ganadero por todo lo que tenemos, sojero, etc., con todo el tema de la papelera, porque aquí se ofrece un nivel de alta tecnología y reconocimiento. Vamos a llamarlo como una boutique: no masificada y que no puede ser masificada, porque estamos hablando de tres millones y medio de personas con un nivel de alfabetización que debe estar en el 95% promedio regional.

Por lo tanto, si hay algo que impacta al recorrer el país es que, en los lugares más recónditos, hay una escuela. Fue el único país en el mundo que logró implementar la propuesta de una computadora para cada niño en todo el territorio, para cambiar el lenguaje del país, y lo logramos. Estamos en la fase cinco del plan y le dimos a todos los estudiantes computadoras de 100 dólares, que les permiten empezar con un lenguaje y conectarse desde una plaza pública, porque tienen Internet fluido.

Ese es uno de los desafíos más importantes, porque te permite preparar a las nuevas generaciones. Ya venimos con 15 años de este plan de actividades, que se mantuvo y determinó la capacidad de informatización del ciudadano. Entonces, no es casualidad que tengamos un desarrollo particular en la tecnología. En este momento, más del 86% (último dato de 2022) de los rubros de tecnología de la información van dirigidos a Estados Unidos, y no podemos decir que Estados Unidos sea un país atrasado en desarrollo tecnológico.

También podemos referirnos a las energías limpias, en las cuales hemos hecho una renovación del 94%. Ya estamos afrontando con el hidrógeno verde y otras variantes la segunda generación de transformación energética. Esto, naturalmente, es más fácil con un país pequeño en población (no en geografía, porque varios países europeos entrarían dentro de Uruguay, o países del Medio Oriente).

Está claro que la capacitación tecnológica es un gran desafío, lo que obliga a un nivel de inversión muy superior al actual. Todo esto exige que el país mantenga la visión de ser un país estable, sostenible, predecible, seguro jurídicamente, que respeta los derechos humanos y la democracia, y que tiene transparencia y visión. Que eso esté instalado como trademark no garantiza que siga: es parte del desafío que nos hemos planteado en este gobierno, impulsar todavía más esa línea, en la cual la credibilidad y la confianza son cada vez más importantes.

Desde el punto de vista del comercio internacional, lo que ofrecemos a las inversiones es, en primer lugar, seguridad: que un inversor que venga a este país se sienta seguro, que sepa que puede trabajar, que es una buena pista de aterrizaje. Es un país donde el empresario puede hablar con el presidente de la República, algo que no sucede muy a menudo en otros países. ¿Cuántos empresarios de la ciudad y de la zona agrícola recibo aquí? ¿Cuántos arroceros hemos recibido? Vienen a hablar con nosotros o con los ministros de Economía, y eso es de enorme valor porque garantiza al empresario una introducción muy fuerte. No habla con funcionarios que tienen que resolver un problema burocrático en aduanas.

Eso es lo que ha pasado en los últimos seis meses, en los cuales la política ha ayudado al comercio cuando se bloqueaban cosas. Apenas asumimos, teníamos un conflicto con la leche en polvo con Brasil y lo resolvimos. Teníamos un problema con una serie de frigoríficos en China por productos y lo resolvimos. Teníamos problemas con los arroceros en Panamá y lo resolvimos. También con inversiones portuarias del área marítima a nivel internacional, porque había una hidrovía donde la contraparte argentina había puesto un doble peaje y eso aumentaba el costo: lo resolvimos.

La combinación entre el desarrollo económico, la economía y la política es lo que hoy le garantiza a un empresario de cualquier país confianza para invertir. Otro caso es PepsiCo: el lunes inauguró una nueva planta robotizada con 300 nuevos trabajadores. No solo cubre 23 países de la región, sino que es el backup para la producción de países asiáticos de los sabores originales. El mensaje del presidente de PepsiCo, que estaba presente junto con el ministro de Economía y el presidente de la República, fue claro: “Nosotros solo queremos seguir en este país”. Esa inversión es una señal. Y a nosotros nos gustaría que los empresarios de Estados Unidos hablen con los empresarios que están aquí.

 

¿Qué iniciativa está impulsando Uruguay en los foros internacionales multilaterales?

Hay un gran debate en el nivel del desarrollo entre la economía y desarrollo y entre economía y ambiente. Lo primero que nosotros apreciamos es que haya un escenario de equilibrio, no podemos maltratar al mundo y no podemos detener el desarrollo económico, ese es un tema en donde los modelos tienen que ayudar en la dirección correcta y preservar el mundo donde vivimos, pero tiene que haber crecimiento económico Esa sostenibilidad para nosotros, primero se plantea en la ejecución y en el balance, pero a nivel internacional es ver como los debates de defensa ambiente, verificar como los fondos que quedan que no son los que había antes para el desarrollo o las finanzas para el desarrollo. Pueden tener nuevos mecanismos que se adaptan al actor escenario, porque eso se hizo recientemente y tienen la información de las Naciones Unidas en Sevilla, donde el presidente Tuvo un discurso importante y donde planteó cómo repensamos en función del futuro. Uruguay tiene que construir no sólo la conceptual, sino la demostración, ese es el camino, los temas ambientales financieros, sostenibilidad de energía limpia la producción, esos son partes de las prácticas de las cuales estamos accionando y al mismo tiempo defendiendo que no podemos pensar que vamos a hacer Todo sin el multilateralismo no es posible, no es un problema de voluntad, no es posible, no es posible porque ya que el mundo lo permite, que no haya escenarios de cooperación científica para tener la capacidad de que la sociedades multipliquen sus potenciales

 

¿Cómo visualiza Uruguay en los próximos dos o tres años, dentro del escenario que están dando?

Yo hablaría de los próximos 10–15 años. Este gobierno se irá en cinco años, quizás, y la idea es que se vaya sustentando esta visión a largo plazo. Y lo planteo así: ¿qué tipo de Uruguay va a haber con un avance en cooperación y realidades al lado de China, del Golfo? El punto de fondo, para mí, es que este país tenga la capacidad de leer la transformación, los cambios y las oportunidades que ya se han dado.

El 16 de septiembre firmaré un acuerdo, esperamos firmar otro acuerdo con el comisario de Comercio de la Unión Europea en el mes de octubre. Luego firmaré el acuerdo de protección, y veremos con las autoridades de Arabia Saudita cómo haremos. Ellos expresaron su interés de que nosotros seamos un ‘hub’”. Entonces, todo va en esa dinámica. Lo que está claro es que, en dos o tres años, no puede quedarse el país que tenemos hoy, por más satisfechos que estemos por el proceso de transformación. Ese proceso de transformación se tiene que medir a 10–15 años, porque ni aquí ni en ningún lado se puede pensar en menos, y antes no se hacía ni tenía otra posibilidad.

La capacidad económica y financiera de Arabia Saudita es una cosa; nosotros tenemos un elemento agregado, que es que tenemos que capturar una capacidad financiera y un nivel de sociedades. Queremos tener un nuevo acuerdo con los saudíes. Si ellos tienen una visión de que por un lado están los grandes negocios con Brasil, pero hay una puerta de entrada extraordinaria en calidad. Todavía falta una capacidad de conocimiento y de diálogo. Este país estaba encerrado hacia la subregión; los accionistas de este país en el mundo hablaban de Argentina y Brasil. Eso es lo que tenemos como desafío estratégico y cultural. Te diría, en términos europeos, que nosotros hemos llegado en estos seis meses a hablar del mundo, pero para hablar del país. Y hay niveles de resistencia fuertes, porque es un cambio muy radical; hay miedo, hay temor, porque estamos hablando de otra cosa: de cómo se mueve el mundo, no estamos diciendo otra cosa.

 

¿Cuál es el mensaje que daría a nuestros lectores de Estados Unidos y del mundo en general?

Primero, fijarse en lo que ya demostramos, que es lo que mencioné. Segundo, nuestra voluntad de apertura total y de la mayor capacidad de habilidad comercial que se pueda. Tercero, entender el punto estratégico en el que se encuentra Uruguay, no sólo frente al mundo, sino frente a una región que está atrasada, pero que tiene una potencialidad increíble.

América Latina y el Caribe necesitarían estar mucho más adelantados y tienen todas las riquezas: zona desértica, biodiversidad absoluta, absolutamente todo. Queremos crecer y ayudar a crecer a la región, y para eso necesitamos muchos acuerdos e inversores de afuera, para que ganen los inversores y nosotros ganemos en crecimiento país. Eso tiene que ver con el empresario; no es que estamos armando aquí un capital, sino porque es una capacidad de crecimiento mutuo. Ofrecemos seguridad y un escenario político muy positivo.